¿Quién no conoce los callos a la madrileña? Este tradicional plato madrileño se ha convertido en toda una institución en la capital madrileña. Los callos son básicamente las tripas del cerdo o de la vaca. No es un plato pensado para quienes deseen bajar de peso, ya que se trata de una receta bastante calórica.
Apetitosos, untosos, picantillos y asequibles, los callos son uno de los platos de invierno madrileños por excelencia. Lo mejor para disfrutar de unos buenos callos es tomarlos sin ninguna clase de remordimientos, y con abundante pan para poder mojar esa deliciosa salsa que se obtiene de la cocción de todos sus ingredientes.
¿Cómo se elaboran los callos a la madrileña?
Aunque puedan parecer difíciles de elaborar, la realidad es bien distinta. Es un plato bastante sencillo de preparar, pero si que es cierto que precisa de bastante tiempo de cocción. A pesar de que existen muchas variantes, por norma general suelen emplearse los siguientes ingredientes: chorizo, morcilla, jamón, zanahoria, sal, ajo y laurel.
Previamente, será preciso realizar un sofrito empleando chorizo, cebolla, tomate frito y pimentón. Si son elaborados a fuego lento necesitarán de 4 horas de cocción, pero si se emplea una olla express el tiempo se suele reducir a 1 hora. Por norma general, suelen servirse en una cazuela de barro bien calientes.
Plato más castizo del recetario madrileño
Muchos son los bares y restaurantes que acoge la capital madrileña elaboran este plato castizo al más puro estilo de Madrid. Se presentan como un verdadero lujo para satisfacer cualquier paladar. Para conseguir unos callos como Dios manda se recomienda que se hagan a fuego lento para obtener unos resultados realmente deliciosos.
No solo pueden servirse a modo de plato, sino que muchos establecimientos sirven los callos como tapa. De hecho, se considera una de las tapas más populares y tradicionales que pueden degustarse en la capital. A pesar de que muchas personas prefieren comerlos en invierno, cualquier momento del año es perfecto para degustar unos callos.
Aunque no se conoce su origen con exactitud, los callos madrileños aparecen citados por primera vez en Arte cistoria. Es un tratado gastronómico que se publicó en el año 1423 por Enrique de Villena. En la novela Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán, también se citaban los callos, denominándolos como “revoltillos”.
Mejores restaurantes para degustar callos a la madrileña
Adentrarse en Casa Alberto es adentrarse en pleno corazón de la capital, una taberna centenaria especializada en la elaboración de platos típicamente madrileños. Los callos a la madrileña son una de sus claras especialidades. Por si fuera poco, este local se aloja en el edificio donde vivió Miguel de Cervantes.
La Entretenida:
Los amantes de la cocina española y de la cocina madrileña tienen una cita obligada con el restaurante La Entretenida. Se trata del lugar perfecto para degustar unos tradicionales callos a la madrileña caseros, hechos con gran mimo y esmero.
Taberna Mariano: En esta taberna tradicional encontrarás auténticas joyas culinarias con las que chuparte los dedos. Es el establecimiento perfecto para degustar toda clase de platos tradicionales de la cocina castellana, y como no puede ser de otro modo, los callos a la madrileña son una de sus especialidades.